Según la Unesco la educación sexual integral (EIS) es un proceso de enseñanza y aprendizaje basado en planes de estudios que versa sobre los aspectos cognitivos, psicológicos, físicos y sociales de la sexualidad.
Su propósito es dotar a la infancia, a la adolescencia y a la juventud de conocimientos basados en datos empíricos, habilidades, actitudes y valores que les empoderarán para disfrutar de salud, bienestar y dignidad; entablar relaciones sociales y sexuales basadas en el respeto; analizar cómo sus decisiones afectan su propio bienestar y el de otras personas; y comprender cómo proteger sus derechos a lo largo de su vida y velar por ellos.
España sigue siendo uno de los países de la Unión Europea (UE) en el que la ESI no se trabaja de manera centralizada y sistémica, sino que depende de los recursos de cada región o territorio. Cuenta con una educación sexual centrada en la prevención y alejada de la integralidad.
Según un estudio de la ONG Save the Children la mitad de los jóvenes acude a la pornografía para aprender sobre sexo y el otro 50% utiliza como fuente de información principal a sus amigos.
¿Cuándo es necesaria la educación sexual?
La educación sexual ha de estar presente desde el nacimiento hasta que nos morimos, aunque no sea formal porque las familias y el entorno somos agentes de cambio y agentes educadores también.
Desde la infancia hasta en los centros de mayores deberían ofrecerla, pasando por la adolescencia y la edad adulta. En colegios, institutos y centros de trabajo. Tendría que ser una educación sexual global. Siempre tiene que estar presente pero adaptada a las edades que correspondan.
Un grupo Internacional de Expertos elaboró el documento de Educación para la sexualidad con bases científicas. En el mismo afirman que la educación para la sexualidad ha de ser un elemento obligatorio para lograr el desarrollo óptimo de cualquier persona desde la primera infancia. Además, debe ser comprendida en el marco de los derechos humanos.
Para qué sirve
La educación para la sexualidad es una condición indispensable para lograr el bienestar pleno de la persona, y el desarrollo de su salud. No se trata solo de prevenir las enfermedades de trasmisión sexual, sino de un enfoque mucho más amplio que tiene que ver con el desarrollo pleno, el bienestar y la salud de la persona. Una educación en y para el amor y una vida también plena y satisfactoria.
Los mitos se siguen manteniendo, pero están totalmente descartados por la ciencia ya que no hay evidencias científicas. Sigue habiendo pensamientos conservadores y sexistas con relación a este tema. Y por supuesto, desigualdad en la educación sexual ya que en hombres si se permite mientras que en las mujeres no está bien visto. Un claro ejemplo es que se cree que por hablar de educación sexual con adolescentes les estamos incitando a mantener relaciones sexuales, y no es así. Ellos ya están incitados, porque es su naturaleza, sus hormonas… necesitan descubrir su cuerpo, el placer, seguir sus deseos, fantasear. Es algo natural del ser humano, no por hablar de sexualidad se les incita, sino todo lo contrario, se les prepara y se les instruye en el sentido de permitir y conocer cuestiones sexuales que les van a llevar a tener mejores relaciones sexuales, mas saludables, preventivas, con más cabeza, y con mayor deseo y placer.
En mi libro #sexualidadesvida habló sobre este tema y además de aprender mucho, vais a pasar ratos muy divertidos.